El día de hoy, 21 de mayo, de hace 90 años nació uno de los mejores hombres que hayan existido, me refiero a mi adorado Papáne, mi abuelo; por situaciones que no veo necesarias escribir aquí, lo considero como mi Papá, con todo el respeto que mi tíos y tías me merecen, siento que fui uno de los grandes beneficiarios por el hecho de ser el nieto más grande y por consiguiente, visto como el hijo más chico; eso me concedió un lugar privilegiado que agradezco infinitamente haber aprovechado.
De él aprendí todo lo que sé y como soy, él fue un verdadero ejemplo a seguir, más de 30 años al servicio de su amada UNAM, Premio Universidad Nacional por la Facultad de Arquitectura y un muy largo etcétera; podría llenar posts y posts con sus obras, una vida profesional llena de éxitos, pero esas son cosas materiales y muy terrenales, más importante aún fueron sus enseñanzas sobre el amor a la familia, a su esposa, a sus hijos y por supuesto a sus nietos.
Callado, tanto que le temían, pero no era más que dulzura y sabiduría juntas, mucha inteligencia, mucha capacidad.
Recuerdo sus cosas, sus libreros que abría y que estaban llenos de tesoros y que muchos conservo, sus cámaras (un verdadero Flickr de su época), no sé cuántas pero tenía una colección bastante grande y que crecía continuamente; libros, muchos libros; soldados de plomo, carritos, pinturas, frijoles rojos de colorín en un frasco...
Más que extrañar, anhelo volver a platicar con él, sé que sabría que decirme, dos o tres palabras serían suficientes; volver a ver sus barbas, sus manos arrugadas y de dedos afilados, su caminar despacio, sus sacos llenos de cosas, su bolsa de la camisa llena de plumas y papeles, de corbata, siempre de corbata, con chalecos y chamarras abrigadoras, de sombrero; no era muy elegante, diría mas bien que era de aspecto un tanto informal, pero de saco y corbata siempre (quienes tengan familiares arquitectos sabrán a qué me refiero); mi abuelo era simplemente un tipazo, mi más grande anhelo en la vida es llegar a ser como él, cuando menos poquito.
Homero Martínez de Hoyos, mi abuelo, mi Papáne, hace casi 9 años que se fue y aún lo extraño, no con dolor ni pena, sino con el anhelo de volverlo a ver.
Y ya porque de pronto uno se pone sentimental...