jueves, 6 de septiembre de 2007

Huele a...

Ayer me disponía a viajar, junto con mi hermana, en un cómodo, seguro y elegante pesero cuando casi al partir de la base se subió un tipo que se sentó adelante de nosotros, justo en el momento que tomó su lugar, la mujer sentada a su lado y nosotros percibimos ese extraño olor entre ácido y amargo, como de limoncito, puts... el tipo no apestaba.. se estaba pudriendo... la pobre mujer sentada junto a él no hacía más que agitar una revista convertida en abanico y mi hermana y yo nos tapábamos la nariz al grado de querer convertir la mano en tanque de oxígeno... uta... terrible.

El tipo no parecía ser un vagabundo, de hecho parecía militar por el corte de cabello que traía, pero olía horrible... pobre cuate pensé, "tal vez no ha llegado a su casa en días, ha trabajado durísimo y no ha tenido tiempo ni de bañarse", tal vez por su look militar pensé nuevamente, "ha estado combatiendo al narcotráfico y yo aquí criticándolo por oler feo"... vamos, traté de justificarlo y tratar de entender la razón de su mal olor; sin embargo cuando la mujer que estaba sentada a su lado se cambió de lugar inmediatamente después que se desocupó otro lugar, fue tal la cara del tipo y su actitud prepotente al acomodarse ampliamente en la butaca, que ahora era para él solo, que no dudé en entender que su mal olor simplemente le valía un carajo, "apesto y qué, ahora se aguantan"; no sé, no lo entiendo, puedo entender que por alguna razón no haya podido bañarse, pero de verdad, ¿puede uno andar en la calle en esa condición?, ya no digamos por la calle, ¡andar consigo mismo!

No pido que el transporte público huela a rosas, simplemente creo en la higiene personal y el más mínimo sentido de respeto a uno mismo y en consecuencia para los demás.

Méndigo tipo, nos hizo pasar a más de uno un mal rato, un olor realmente desagradable al grado que podría haberlo apodado el diablo por aquello del azufre...

Lo único bueno que sucedió de esto fue que nos bajamos a medio camino por obvias razones y nos tomamos un muy cargado café del Jarocho... (cuyo café ya no es tan bueno como antes, pero eso es otro tema).

Saludos!

PD Creo que mi hermana acaba de escribir algo similar, divertido será leer dos versiones de una misma experiencia.

3 comentarios:

Miss Neumann dijo...

me muero... nada peor que un mal olor! 5 min un regaderazo y un pinche jabon, no hay excusas!!! no vivimos en las cavernas!

Yo le hubiera vomitado encima

Adrianza dijo...

guácatelas y mas guácatelas
menos mal que no te toca seguido.

que padre lo explicas

Taker dijo...

Pues ya lei ambas versiones y me gusto como lo contaron.

-lo peor es que contrario a sentir pena el wey se puso mamon ¿no?. Chale.

Ni pex compadre.

Saludos!!